Nos vemos en las calles
[Carlos Sánchez Almeida]
Ante los graves decisiones judiciales que cercenan el derecho de reunión y expresión publicamos de nuevo este artículo que se publicó originalmente el 13 de mayo.
El Título Preliminar de la Constitución Española menciona cuatro instituciones. Todas ellas están organizadas de forma piramidal, a la usanza del Viejo Siglo Veinte: partidos políticos, sindicatos de trabajadores, asociaciones empresariales y fuerzas armadas. Pero exceptuando al ejército, hay una exigencia constitucional para partidos, sindicatos y patronales: su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.
A lo largo de los 33 años transcurridos desde que entró en vigor la Constitución de 1978, el nivel de degradación de las instituciones que deberían articular la participación democrática de los ciudadanos no ha dejado de aumentar. Que el presidente de la patronal haya protagonizado una de las quiebras más vergonzosas de la historia empresarial de este país ilustra perfectamente hasta dónde hemos llegado. Sobre el grado de representatividad y capacidad de movilización de partidos políticos y sindicatos es casi mejor no hablar: basta con echar un vistazo a las cifras de abstención o de paro.
La democracia representativa fue construida alrededor de estructuras jurídicas y organizativas de la sociedad industrial articulada en torno al estado-nación. La globalización de los mercados financieros ha mermado el poder de los estados de forma alarmante, hasta el punto de limitar su función al mantenimiento del orden público: al sistema económico lo único que le interesa del poder político es que gestione con eficacia el ejército, la policía y el sistema judicial y carcelario.
Estamos presenciando el derrumbe paulatino de una sociedad basada en unas estructuras que ya no representan a la ciudadanía. Quien decide la política de los partidos, de los sindicatos y de las patronales no son las bases que deberían garantizar la representatividad democrática, sino unas cúpulas elitistas cada vez más alejadas de la ciudadanía real. Y frente a ellas, se alza una sociedad en ebullición que está construyendo a diario nuevos nodos de debate ciudadano, autoorganizándose en una inmensa red social cada vez mejor comunicada.
No hablo solo de internet, porque la sociedad red emergente es mucho más amplia que la red de redes. Hablo de los millones de conexiones que se tejen a diario entre las personas que con su trabajo mantienen activa la base de las pirámides. Hablo de conexiones de datos, de voces, de bocas y orejas, de la red social más poderosa que jamás ha existido: la que se teje y se articula alrededor de la solidaridad humana.
Lo único que les interesaba de nosotros era nuestro voto, garantizarse que nos representaban para poder tomar decisiones en nuestro nombre. Y con nuestro voto, con nuestra legitimación, han entregado el poder real a instituciones no democráticas, a poderes financieros que defienden sus propios intereses al margen de las necesidades de la ciudadanía.
Durante años han intentado recluirnos, alejarnos de las calles y de la participación democrática. Desde nuestros domicilios, en internet, sólo somos una confusa amalgama de ciudadanos aislados que ejercen el derecho al pataleo virtual. A las estructuras hegemónicas del poder político, económico y mediático ya les viene bien así: no importa que gritemos desde la red, mientras sigamos consumiendo en casa.
Hay dos derechos que necesitan visibilizarse para ejercerse en plenitud: el derecho de manifestación y el derecho al voto. Unos derechos que en las sociedades mediterráneas se convierten en un verdadero placer si se ejercen en primavera. Si hay un momento adecuado para salir a la calle, y ser nosotros mismos, es precisamente en este mes de mayo.
Tenemos mucho que decidir juntos, y tiempo tendremos de debatirlo. Quizás nuestra Constitución requiere una reforma integral, que asegure y mejore la participación democrática: como decía al principio, las instituciones que deberían garantizarla se han degradado en exceso. Pero ese proceso empezará después de que ejerzamos nuestro derecho de manifestación y nuestro derecho al voto.
Del 15 al 22 de mayo, nos vemos en las calles. Por una libertad real. Por una igualdad real. Por una justicia real. Por una democracia real.
Jueces para la Democracia
rechaza
la ilegalización de las protestas
Ante la decisión de la Junta Electoral Central queremos manifestar, desde el máximo respeto a dicha Junta, nuestra discrepancia con su acuerdo ya que creemos que viene a crear un problema nuevo desde una interpretación restrictiva de un derecho fundamental como el de reunión tan profundamente vinculado a una sociedad democrática.
Las concentraciones que se producen en diversas plazas públicas son la manifestación de un descontento generalizado. Ese descontento tiene su origen en unas políticas neo liberales que dejan a demasiada gente en la estacada en una sociedad en que los Mercados ha suplantado demasiados espacios. Se reclama en esas plazas recuperar su derecho a participar, reflexionar y decidir. No podemos admitir como razonable que se restrinja esa voluntad esencialmente democrática.
Es cuestionable la propia competencia de la Junta Electoral Central. La competencia de esta Junta sólo se refiere a las actividades desarrolladas por los sujetos y con el objetivo que establece el art. 50.4 LOREG: es decir, por los candidatos y partidos políticos y precisamente para la captación de voto, salvo restringidamente para personas jurídicas en determinados actos. El resto de ciudadanos sostiene su derecho a protagonizar esa jornada. La ciudadanía no ve restringidos sus derechos y las personas deben disfrutar de sus derechos de participación. A ello se añade que la razón de ser de las normas deben determinar su interpretación. En este momento histórico la propia restricción de la publicidad electoral en la jornada preelectoral es cuestionable cuando se sostiene la comunicación permanente en la red. Con mayor razón cuando la intención de las personas concentradas no se puede identificar directamente con la petición de voto a una opción concreta.
Varias sentencias del Tribunal Constitucional han advertido (como último ejemplo la STC 15.11.2010) que la mera posibilidad de que una reivindicación pueda incidir de una u otra forma en el electorado se muestra como hipótesis insuficiente para limitar el derecho de reunión en período electoral. También ha dicho el Tribunal Constitucional que el hecho de que no se pueda difundir propaganda electoral ni realizar acto alguno de campaña en la jornada de reflexión, no significa que durante dicha jornada no pueda celebrarse ninguna manifestación cuyo objeto tenga algo que ver con el debate político y, por tanto, pueda influir indirectamente en las decisiones de los electores. Advierte que sólo cuando se aporten razones fundadas del carácter electoral de la manifestación, es decir cuando su finalidad sea la captación de sufragios, podrá desautorizarse la misma con base en dicho motivo.
En esta situación, JpD cree que se debería apostar de forma clara y contundente por permitir la continuidad de un movimiento plural y participativo como el desarrollado de forma pacífica por las personas que se encuentran en las diversas plazas de nuestras ciudades.
Por último, esperamos que sea la prudencia y el sentido común el que determine la forma de resolver la actual situación, rechazando de forma contundente cualquier posibilidad de acudir a vías represivas para imponer la decisión adoptada.
El Secretariado,
Madrid, 20 de mayo de 2011
"La abstencion beneficia sólo a los partidos mayoritarios apoltronados en el poder. A ellos no les importa que no vayas a votar, de hecho ellos prefieren que no vayas a votar. ¿Por qué? Porque ellos tienen sus bases que les van a votar fielmente, vayas tú a votar o no. ¿Crees que un porcentaje alto de abstención les manda un mensaje? Pues crees bien. Pero el mensaje que les mandas no es de vergüenza y humillación porque la gente reprueba su conducta, en absoluto.
El voto nulo es similar a la abstención en el sentido en que no computa para el recuento de votos. Si piensas dejar un mensaje, un garabato o una loncha de chorizo en tu sobre, estupendo, pero no te creas que esto le va a llegar a los grandes jefes, lo van a ver los de la mesa electoral y nadie más. A efectos prácticos es igual que si te hubieras quedado en casa.
A diferencia de los anteriores, el Voto en Blanco computa como voto válido, por lo que se añade al número total de votos del escrutinio. Y dirás, ¿acaso importa eso? Pues sí, si recordáis de la fórmula electoral que describimos anteriormente, en España un partido necesita llegar a un mínimo del 3% de los votos para tener representación parlamentaria, incluyendo los votos en blanco. De la misma forma en el Sistema D’Hondt se asignan los escaños en función del total de votos emitidos, incluyendo los votos en blanco. Por tanto cuando votas en blanco estas doblemente:
Impidiendo el acceso a la representación parlamentaria de los partidos más pequeños, ya que les es más difícil llegar al 3% de los votos emitidos
Facilitando el acceso a los escaños de los partidos mayoritarios que se ven beneficiados gracias al Sistema D’Hondt
Si lo que quieres es demostrar tu descontento con la política puedes votar al partido Ciudadanos en Blanco (CenB) que propone el Voto en Blanco Computable, es decir, que los votos en blanco computen como cualquier otro partido y que los escaños que se le asignarían queden vacíos, para representar precisamente este rechazo a la política por parte de los ciudadanos que votan en blanco. "
#NoLesVotes no debe malinterpretar como un llamamiento a la abstención: promueve “Vota a Otros” o “Vota Alternativo”
Para calcular cuántos votos necesita un partido para tener un escaño, según los resultados de las elecciones generales de 2008:
PSOE: 11.289.335 votos, 169 escaños: cada escaño “cuesta” 66.800 votos
PP: 10.278.010 votos, 154 escaños: cada escaño “cuesta” 66.740 votos
CiU: 779.425 votos, 10 escaños: cada escaño “cuesta” 77.942 votos
PNV: 306.128 votos, 6 escaños: cada escaño “cuesta” 51.021 votos
ERC: 298.139 votos, 3 escaños: cada escaño “cuesta” 99.379 votos
IU: 969.946 votos, 2 escaños: cada escaño “cuesta” 484.973 votos (¡!)
BNG: 212.543 votos, 2 escaños: cada escaño “cuesta” 106.271 votos
CC: 174.629 votos, 2 escaños, cada escaño “cuesta” 87.314 votos
UPyD: 306.079 votos, 1 escaño: cada escaño “cuesta” 306.079 votos (¡!)
El voto nulo es similar a la abstención en el sentido en que no computa para el recuento de votos. Si piensas dejar un mensaje, un garabato o una loncha de chorizo en tu sobre, estupendo, pero no te creas que esto le va a llegar a los grandes jefes, lo van a ver los de la mesa electoral y nadie más. A efectos prácticos es igual que si te hubieras quedado en casa.
A diferencia de los anteriores, el Voto en Blanco computa como voto válido, por lo que se añade al número total de votos del escrutinio. Y dirás, ¿acaso importa eso? Pues sí, si recordáis de la fórmula electoral que describimos anteriormente, en España un partido necesita llegar a un mínimo del 3% de los votos para tener representación parlamentaria, incluyendo los votos en blanco. De la misma forma en el Sistema D’Hondt se asignan los escaños en función del total de votos emitidos, incluyendo los votos en blanco. Por tanto cuando votas en blanco estas doblemente:
Impidiendo el acceso a la representación parlamentaria de los partidos más pequeños, ya que les es más difícil llegar al 3% de los votos emitidos
Facilitando el acceso a los escaños de los partidos mayoritarios que se ven beneficiados gracias al Sistema D’Hondt
Si lo que quieres es demostrar tu descontento con la política puedes votar al partido Ciudadanos en Blanco (CenB) que propone el Voto en Blanco Computable, es decir, que los votos en blanco computen como cualquier otro partido y que los escaños que se le asignarían queden vacíos, para representar precisamente este rechazo a la política por parte de los ciudadanos que votan en blanco. "
#NoLesVotes no debe malinterpretar como un llamamiento a la abstención: promueve “Vota a Otros” o “Vota Alternativo”
Para calcular cuántos votos necesita un partido para tener un escaño, según los resultados de las elecciones generales de 2008:
PSOE: 11.289.335 votos, 169 escaños: cada escaño “cuesta” 66.800 votos
PP: 10.278.010 votos, 154 escaños: cada escaño “cuesta” 66.740 votos
CiU: 779.425 votos, 10 escaños: cada escaño “cuesta” 77.942 votos
PNV: 306.128 votos, 6 escaños: cada escaño “cuesta” 51.021 votos
ERC: 298.139 votos, 3 escaños: cada escaño “cuesta” 99.379 votos
IU: 969.946 votos, 2 escaños: cada escaño “cuesta” 484.973 votos (¡!)
BNG: 212.543 votos, 2 escaños: cada escaño “cuesta” 106.271 votos
CC: 174.629 votos, 2 escaños, cada escaño “cuesta” 87.314 votos
UPyD: 306.079 votos, 1 escaño: cada escaño “cuesta” 306.079 votos (¡!)
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Miguel Guzman
exito-personal.com
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