Este artículo, publicado el día 15 de enero de 2008 en El País
propone dos entretenidos ejercicios de psicología recreativa.
Para el primer experimento, tómese a un grupo variado de ciudadanos de sexo y edad al azar y recítese, en voz alta y clara, la siguiente lista: El Guerrero del Antifaz, Mortadelo y Filemón, El Capitán Trueno, Celedonio, Gordito Relleno, La Familia Ulises, Pulgarcito, Pumby, El Cachorro, Carpanta, Anacleto... y les ahorraré el resto, que ya se pueden imaginar, para ir directamente a los resultados. Al poco de haber comenzado la retahíla de nombres, los presentes irán sintiendo cómo unas lagrimillas furtivas intentan escapar al férreo control de sus lagrimales, mientras que suspiros y caras de sonrisa bobalicona nos indicarán su segura entrada en un marasmo de remembranza de la infancia.
Ilusionados con este éxito, hagamos una segunda experiencia y animemos a nuestros ya melancólicos conejillos de indias a lanzarse a la relectura de las aventuras de esos adorados y olvidados personajes de tebeos. Encorajinados por la nostalgia y armados con un buen cargamento de pañuelos de papel, los buscadores de recuerdos se dirigirán raudos a las librerías para encontrarse de bruces con una terrible realidad: que esos tebeos ya sólo existen en su memoria.
Mientras que en cualquier otro arte sería inimaginable no poder acceder a los clásicos, en la historieta española padecemos una crónica carencia que no sólo hace imposible volver a leer los tebeos de nuestra niñez, sino que ha transformado en ilustres desconocidos a todos los autores que dieron forma a la historieta española. Nombres como Apeles Mestres, Mecachis, Xaudaró, K-Hito, Ángel Puigmiquel, Gabi o Jesús Blasco, por sólo citar algunos artistas que lograron obras maestras que deberían ser inolvidables, tienen para el españolito de a pie tanto significado como una página cualquiera del listín telefónico.
Ilusionados con este éxito, hagamos una segunda experiencia y animemos a nuestros ya melancólicos conejillos de indias a lanzarse a la relectura de las aventuras de esos adorados y olvidados personajes de tebeos. Encorajinados por la nostalgia y armados con un buen cargamento de pañuelos de papel, los buscadores de recuerdos se dirigirán raudos a las librerías para encontrarse de bruces con una terrible realidad: que esos tebeos ya sólo existen en su memoria.
Mientras que en cualquier otro arte sería inimaginable no poder acceder a los clásicos, en la historieta española padecemos una crónica carencia que no sólo hace imposible volver a leer los tebeos de nuestra niñez, sino que ha transformado en ilustres desconocidos a todos los autores que dieron forma a la historieta española. Nombres como Apeles Mestres, Mecachis, Xaudaró, K-Hito, Ángel Puigmiquel, Gabi o Jesús Blasco, por sólo citar algunos artistas que lograron obras maestras que deberían ser inolvidables, tienen para el españolito de a pie tanto significado como una página cualquiera del listín telefónico.
Tebeos de ayer ¿y hoy?
Álvaro Pons
El País
15.01.08
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Tebeos/ayer/hoy/elpepicul/20080115elpepicul_5/Tes
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/graficos/ene/s2/mortadelo_50.html
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/11/16/videos/1195216111.html
http://desencajao.blogspot.com/2007/12/ni-si-ni-no-sino-todo-lo-contrario.html
1 comentario:
Capitán Trueno
Si el Capitán Trueno pudiera venir
nuestras cadenas saltarían en mil
de él aprendimos que el bueno es el mejor
aunque al pasar el tiempo comprendemos que no.
Si el Capitán Trueno pudiera venir
nuestras cadenas saltarían en mil
monstruos gigantes, princesas encantadas
el malo siempre palma, la chica se salva.
Ven Capitán Trueno
haz que gane el bueno
Ven Capitán Trueno
haz que gane el bueno
Ven Capitán Trueno
que el mundo está al revés.
A bordo de su barco subiríamos tú y yo
perseguidos por los años desde que él nos dejó
en océanos de tebeo y con espadas de papel
haríamos a los piratas retroceder.
Ven Capitán Trueno
haz que gane el bueno
Ven Capitán Trueno
haz que gane el bueno
Ven Capitán Trueno
que el mundo está al revés.
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