El Corte Inglés ultima un plan de igualdad, da preferencia en sus contratos a mujeres maltratadas y tiene un protocolo contra el acoso
La primavera ha llegado a El Corte Inglés. Al menos, para sus más de 40.000 trabajadoras, que se visten ya a la moda de los nuevos tiempos. Desde el pasado marzo y por primera vez en 70 años de historia del grupo, las mujeres que integran su plantilla se han puesto los pantalones. Y lo han hecho en el sentido más literal del término. El gigante de la distribución ha atendido una vieja reivindicación y les ha dado la posibilidad de sustituir la falda por el pantalón en el uniforme de trabajo.
¿Pero se imagina cuál es el resultado? Que cerca del 98 por ciento de las féminas ha aceptado y desde hace apenas un mes ha renovado su vestuario. "Este importante giro en la compañía nace como respuesta a una realidad social de igualdad e integración de la mujer trabajadora, además de cubrir aspectos como los de la comodidad, funcionalidad, seguridad y salud de las empleadas", asegura el gigante de la distribución.
Pero la mejor manera de comprobarlo es darse una vuelta por cualquiera de sus grandes almacenes y hablar con alguna de sus dependientas. Es el caso, por ejemplo, de Elia Rojas, que lleva trabajando en la compañía desde 1974.
"En 33 años he utilizado todo tipo de uniformes, pero siempre con falda y chaqueta. Eran muy parecidos y esto es algo completamente nuevo. El cambio ha sido más que positivo", asegura Elia, que trabaja ahora en el departamento de fotografía del centro comercial de la calle Princesa, en Madrid". En su opinión, "no se trata de una simple cuestión estética, sino también de comodidad porque con el pantalón, al contrario de lo que sucede con la falda, no estás obligada a llevar medias". Y es que hay centros, como el del Paseo de la Castellana, también en Madrid, donde de las más de las casi 1.700 empleadas tan sólo 6 han optado por seguir llevando faldas.
El Corte Inglés diseña y confecciona cada año dos uniformes distintos: uno para la temporada de otoño-invierno y otro para la de primavera-verano.
Cada año, la empresa selecciona un grupo aleatorio de entre siete y ocho trabajadoras para participar en los grupos de discusión y elegir las prendas más adecuadas, ajustándose a la moda de cada momento. Obdulia Castillo, propietaria como Elia, de algunas de las fotos de este reportaje, está ya jubilada, pero ha pasado 32 años de su vida trabajando como dependienta en El Corte Inglés y ha tenido la oportunidad de vestir modelos de épocas muy distintas. "Entré en 1957 y desde entonces he visto todo tipo de uniformes", explica. "Cuando voy ahora a comprar, todas las antiguas compañeras me dicen que están encantadas. Es muy elegante y lo único que me gustaría es poder tener ahora 20 años para poder lucirlo", asegura nostálgica. Como hacen muchas de las actuales dependientas. "Quién no recuerda aquella falda marrón, con la que parecíamos abuelas. Esto es otra cosa, puedes salir de casa con él puesto. Es un traje de chaqueta muy elegante", asegura Paloma Nausa, que lleva 17 años en la empresa, en el centro comercial del Paseo de la Castellana, en Madrid. "Ha sido una revolución. Al principio teníamos algo de miedo sobre cómo nos quedaría, pero enseguida nos acostumbramos a su sobriedad y elegancia. Incluso a los clientes les sorprendió al principio", apuntan Yolanda Rojas y Ana Gutiérrez, dependientas también del mismo centro.
Esta vez, el grupo que preside Isidoro Álvarez puede presumir de discriminación positiva. Y es que los hombres han quedado fuera del proceso. Su uniforme, desde el principio ha sido el traje y la corbata. No olvidemos que los inicios de El Corte Inglés fueron una sastrería.... La renovación del vestuario se ha convertido en un acto simbólico para una empresa que está decidida a convertirse en pionera en la lucha por los derechos de la mujer. Aunque nunca le ha dado publicidad, el grupo tiene desde hace tiempo un convenio firmado con el Ministerio de Asuntos Sociales y tres comunidades autónomas -Castilla-La Mancha, Madrid y Cataluña- para contratar a mujeres maltratadas. "Lo importante es que nadie sabe que han sufrido este problema. Ni sus jefes, ni, por supuesto, sus compañeros", asegura la compañía. En septiembre del año pasado, El Corte Inglés fichó además al Instituto de la Mujer para que le asesorara en la elaboración de un plan de paridad, que se está negociando todavía con los sindicatos, y que podría ser pionero en la sociedad española. De hecho, los representantes de los trabajadores han expresado ya su satisfacción por la medida que, en su opinión, tendría que "servir de ejemplo para todas las empresas del país". Este plan se convertiría en la segunda iniciativa que toma la empresa que preside Isidoro Álvarez para proteger a la mujer. En septiembre de 2005, el grupo aprobó ya un convenio para evitar posibles casos de acoso moral y sexual en sus instalaciones.
La compañía dice en el mismo que "las personas con responsabilidad de mando tienen la obligación de garantizar las condiciones adecuadas de trabajo en su ámbito profesional" y que "todos los trabajadores tienen derecho a un entorno libre de conductas y comportamientos hostiles o intimidatorios". Todos los empleados que se incorporan a la compañía reciben información sobre el plan contra el acoso durante los cursos de formación. El Corte Inglés sabe que seis de cada de diez de sus trabajadores son mujeres. Y no está dispuesto a que nadie se olvide. La revolución verde es femenina.
La primavera ha llegado a El Corte Inglés. Al menos, para sus más de 40.000 trabajadoras, que se visten ya a la moda de los nuevos tiempos. Desde el pasado marzo y por primera vez en 70 años de historia del grupo, las mujeres que integran su plantilla se han puesto los pantalones. Y lo han hecho en el sentido más literal del término. El gigante de la distribución ha atendido una vieja reivindicación y les ha dado la posibilidad de sustituir la falda por el pantalón en el uniforme de trabajo.
¿Pero se imagina cuál es el resultado? Que cerca del 98 por ciento de las féminas ha aceptado y desde hace apenas un mes ha renovado su vestuario. "Este importante giro en la compañía nace como respuesta a una realidad social de igualdad e integración de la mujer trabajadora, además de cubrir aspectos como los de la comodidad, funcionalidad, seguridad y salud de las empleadas", asegura el gigante de la distribución.
Pero la mejor manera de comprobarlo es darse una vuelta por cualquiera de sus grandes almacenes y hablar con alguna de sus dependientas. Es el caso, por ejemplo, de Elia Rojas, que lleva trabajando en la compañía desde 1974.
"En 33 años he utilizado todo tipo de uniformes, pero siempre con falda y chaqueta. Eran muy parecidos y esto es algo completamente nuevo. El cambio ha sido más que positivo", asegura Elia, que trabaja ahora en el departamento de fotografía del centro comercial de la calle Princesa, en Madrid". En su opinión, "no se trata de una simple cuestión estética, sino también de comodidad porque con el pantalón, al contrario de lo que sucede con la falda, no estás obligada a llevar medias". Y es que hay centros, como el del Paseo de la Castellana, también en Madrid, donde de las más de las casi 1.700 empleadas tan sólo 6 han optado por seguir llevando faldas.
El Corte Inglés diseña y confecciona cada año dos uniformes distintos: uno para la temporada de otoño-invierno y otro para la de primavera-verano.
Cada año, la empresa selecciona un grupo aleatorio de entre siete y ocho trabajadoras para participar en los grupos de discusión y elegir las prendas más adecuadas, ajustándose a la moda de cada momento. Obdulia Castillo, propietaria como Elia, de algunas de las fotos de este reportaje, está ya jubilada, pero ha pasado 32 años de su vida trabajando como dependienta en El Corte Inglés y ha tenido la oportunidad de vestir modelos de épocas muy distintas. "Entré en 1957 y desde entonces he visto todo tipo de uniformes", explica. "Cuando voy ahora a comprar, todas las antiguas compañeras me dicen que están encantadas. Es muy elegante y lo único que me gustaría es poder tener ahora 20 años para poder lucirlo", asegura nostálgica. Como hacen muchas de las actuales dependientas. "Quién no recuerda aquella falda marrón, con la que parecíamos abuelas. Esto es otra cosa, puedes salir de casa con él puesto. Es un traje de chaqueta muy elegante", asegura Paloma Nausa, que lleva 17 años en la empresa, en el centro comercial del Paseo de la Castellana, en Madrid. "Ha sido una revolución. Al principio teníamos algo de miedo sobre cómo nos quedaría, pero enseguida nos acostumbramos a su sobriedad y elegancia. Incluso a los clientes les sorprendió al principio", apuntan Yolanda Rojas y Ana Gutiérrez, dependientas también del mismo centro.
Esta vez, el grupo que preside Isidoro Álvarez puede presumir de discriminación positiva. Y es que los hombres han quedado fuera del proceso. Su uniforme, desde el principio ha sido el traje y la corbata. No olvidemos que los inicios de El Corte Inglés fueron una sastrería.... La renovación del vestuario se ha convertido en un acto simbólico para una empresa que está decidida a convertirse en pionera en la lucha por los derechos de la mujer. Aunque nunca le ha dado publicidad, el grupo tiene desde hace tiempo un convenio firmado con el Ministerio de Asuntos Sociales y tres comunidades autónomas -Castilla-La Mancha, Madrid y Cataluña- para contratar a mujeres maltratadas. "Lo importante es que nadie sabe que han sufrido este problema. Ni sus jefes, ni, por supuesto, sus compañeros", asegura la compañía. En septiembre del año pasado, El Corte Inglés fichó además al Instituto de la Mujer para que le asesorara en la elaboración de un plan de paridad, que se está negociando todavía con los sindicatos, y que podría ser pionero en la sociedad española. De hecho, los representantes de los trabajadores han expresado ya su satisfacción por la medida que, en su opinión, tendría que "servir de ejemplo para todas las empresas del país". Este plan se convertiría en la segunda iniciativa que toma la empresa que preside Isidoro Álvarez para proteger a la mujer. En septiembre de 2005, el grupo aprobó ya un convenio para evitar posibles casos de acoso moral y sexual en sus instalaciones.
La compañía dice en el mismo que "las personas con responsabilidad de mando tienen la obligación de garantizar las condiciones adecuadas de trabajo en su ámbito profesional" y que "todos los trabajadores tienen derecho a un entorno libre de conductas y comportamientos hostiles o intimidatorios". Todos los empleados que se incorporan a la compañía reciben información sobre el plan contra el acoso durante los cursos de formación. El Corte Inglés sabe que seis de cada de diez de sus trabajadores son mujeres. Y no está dispuesto a que nadie se olvide. La revolución verde es femenina.
Citado de:
El Economista - 07.05.07)
"Las mujeres se ponen los pantalones"
Javier Romera
1 comentario:
El "Tajo Francés", otra Korea del Norte Walmart-iana en nuestras latitudes...
¿Se soltarán la melena y permitirán de facto la libertad sindical?
¿Sabes que los "apañeros" son luchadores allí y los de PSV colaboran a ratos con el Régimen?
Lo que es la vida...
amon i millo
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