Todos los humanos cometemos errores, y yo he pagado por cada uno de ellos. En mis años de servicio años he visto más de lo que tú nunca verás, más de lo que nadie debería ver nunca.
He intervenido armas de fuego, drogas, cuchillos y navajas, defensas, bates y un sin fin de artilugios semejantes que podían haber resultado mortales para alguno de tus seres queridos o incluso para ti mismo, pero nunca lo sabrás porque estuve allí para evitarlo.
He recogido cuerpos destrozados en las carreteras pero también te he ayudado a cambiar la rueda pinchada de tu coche. He estado en más peleas de las que puedo contar y en más catástrofes de las que hubiera deseado. Las llamas de un incendio han quemado mi piel y la sangre de una víctima, incluso de un compañero, han manchado mi uniforme demasiadas veces.
He visto casi cada tipo de muerte que pueda existir y más de las que podáis imaginar. Debido a mis servicios, casi he muerto en varias ocasiones y he perdido amigos y colegas. He caminado ese largo paseo hasta la puerta para decirle a una madre, padre, esposa, hijo o familiar que su ser amado nunca volverá a casa. He aguantado la agonía verbal e incluso las amenazas de esa pobre gente que no puede aguantar su dolor y lo proyecta contra la primera persona que puede, el mensajero de la noticia, yo.
He visto el maltrato y la violencia entre personas que un día se prometieron amor, entre padres e hijos, entre hermanos y entre amigos. He visto los actos más crueles y mezquinos del ser humano. He visto la enfermedad y la vejez, he ayudado a levantarse al caído y he socorrido al enfermo.
Si fallo en mi trabajo, o aún sin fallar, puedo ser fácilmente denunciado ante una justicia que no me ampara, poniendo en riesgo mi trabajo, mi familia y mi propia vida. Puedo incluso perder mi libertad, por una mala situación que puede requerir una decisión en pocos segundos que a un Juez le llevara años tomar. He visto los ojos de un padre cuando la droga se ha llevado a su hijo.
He visto crímenes con los que nunca soñarías y nunca verás en series ni películas de televisión.
Como un compañero una vez me dijo: “Los policías viven los veinte peores minutos de las vidas de otros”. Sí.
Puede que le haya pedido la documentación alguna vez mientras le indicaba que sacara las manos de los bolsillos. O haberle sacado de su coche en plena noche mientras le indicaba que mantuviera las manos a la vista. Incluso haberle pedido que extendiera los brazos y haberle cacheado, todo ello sin motivo aparente para usted.
Pero usted no ha sido apuñalado en un descuido por no cachear a un ciudadano aparentemente normal, ni ha visto como un compañero caía al suelo de un tiro en la cabeza por no tomar medidas de seguridad, tampoco ha ido a visitar a un compañero que se ha quedado invalido al atropellarle un conductor que se dio a la fuga simplemente porque estaba ebrio.
He escuchado de amigos y familiares como “la Policía no hace nada” como “nos quedamos con droga” como “maltratamos y torturamos a los detenidos” o como “llegamos tarde a propósito”…
He visto a mi esposa escatimar y arañar intentando sacar adelante a tres niños con el sueldo de un policía. He visto a mis chicos aguantarse cuando se dieron cuenta de que no podía ir a sus actos escolares porque “Papá no tiene un horario normal”. He visto también a mis chicos llevar una carga que no deberían haber llevado, cuando uno de sus compañeros o amigos ha dicho que “Todos los policías son unos hijos de puta y deberían estar muertos”
He trabajado noches, fines de semana y vacaciones, noche vieja, navidad y hasta el día que tuve mi primer hijo, mientras tu estabas cómodo y seguro en tu casa con tu familia. Mi familia completa caminó sin mí demasiado tiempo… demasiado tiempo…
He visto las caras de niños que estaban perdidos y que mis colegas y yo tuvimos el privilegio de devolverles a los brazos de su desesperada madre.
He visto hemorragias que he sido capaz de parar, corazones a los que he sido capaz de dar una segunda oportunidad para volver a empezar y a las víctimas del crimen que mis camaradas y yo hemos sido capaces de proteger.
Tengo grabadas en mi mente las caras de las personas cuyas vidas mis compañeros y yo salvamos. Sí, tengo historias de éxito… y de fallos.
Tengo noches en las que no puedo dormir, simplemente porque veo las caras de los que no pude ayudar, porque no llegue a tiempo o simplemente porque pienso en un “y sí…” para cada caso en que fracasé. Y si usted nunca ve una milésima parte de esto, es porque la Guardia Civil ha hecho su trabajo…
Si cometo el más mínimo fallo lo pagaré dos veces y aún así me pondré mi uniforme, mi arma y saldré de nuevo. Porque es lo que los profesionales hacen, porque yo soy Guardia Civil.
He intervenido armas de fuego, drogas, cuchillos y navajas, defensas, bates y un sin fin de artilugios semejantes que podían haber resultado mortales para alguno de tus seres queridos o incluso para ti mismo, pero nunca lo sabrás porque estuve allí para evitarlo.
He recogido cuerpos destrozados en las carreteras pero también te he ayudado a cambiar la rueda pinchada de tu coche. He estado en más peleas de las que puedo contar y en más catástrofes de las que hubiera deseado. Las llamas de un incendio han quemado mi piel y la sangre de una víctima, incluso de un compañero, han manchado mi uniforme demasiadas veces.
He visto casi cada tipo de muerte que pueda existir y más de las que podáis imaginar. Debido a mis servicios, casi he muerto en varias ocasiones y he perdido amigos y colegas. He caminado ese largo paseo hasta la puerta para decirle a una madre, padre, esposa, hijo o familiar que su ser amado nunca volverá a casa. He aguantado la agonía verbal e incluso las amenazas de esa pobre gente que no puede aguantar su dolor y lo proyecta contra la primera persona que puede, el mensajero de la noticia, yo.
He visto el maltrato y la violencia entre personas que un día se prometieron amor, entre padres e hijos, entre hermanos y entre amigos. He visto los actos más crueles y mezquinos del ser humano. He visto la enfermedad y la vejez, he ayudado a levantarse al caído y he socorrido al enfermo.
Si fallo en mi trabajo, o aún sin fallar, puedo ser fácilmente denunciado ante una justicia que no me ampara, poniendo en riesgo mi trabajo, mi familia y mi propia vida. Puedo incluso perder mi libertad, por una mala situación que puede requerir una decisión en pocos segundos que a un Juez le llevara años tomar. He visto los ojos de un padre cuando la droga se ha llevado a su hijo.
He visto crímenes con los que nunca soñarías y nunca verás en series ni películas de televisión.
Como un compañero una vez me dijo: “Los policías viven los veinte peores minutos de las vidas de otros”. Sí.
Puede que le haya pedido la documentación alguna vez mientras le indicaba que sacara las manos de los bolsillos. O haberle sacado de su coche en plena noche mientras le indicaba que mantuviera las manos a la vista. Incluso haberle pedido que extendiera los brazos y haberle cacheado, todo ello sin motivo aparente para usted.
Pero usted no ha sido apuñalado en un descuido por no cachear a un ciudadano aparentemente normal, ni ha visto como un compañero caía al suelo de un tiro en la cabeza por no tomar medidas de seguridad, tampoco ha ido a visitar a un compañero que se ha quedado invalido al atropellarle un conductor que se dio a la fuga simplemente porque estaba ebrio.
He escuchado de amigos y familiares como “la Policía no hace nada” como “nos quedamos con droga” como “maltratamos y torturamos a los detenidos” o como “llegamos tarde a propósito”…
He visto a mi esposa escatimar y arañar intentando sacar adelante a tres niños con el sueldo de un policía. He visto a mis chicos aguantarse cuando se dieron cuenta de que no podía ir a sus actos escolares porque “Papá no tiene un horario normal”. He visto también a mis chicos llevar una carga que no deberían haber llevado, cuando uno de sus compañeros o amigos ha dicho que “Todos los policías son unos hijos de puta y deberían estar muertos”
He trabajado noches, fines de semana y vacaciones, noche vieja, navidad y hasta el día que tuve mi primer hijo, mientras tu estabas cómodo y seguro en tu casa con tu familia. Mi familia completa caminó sin mí demasiado tiempo… demasiado tiempo…
He visto las caras de niños que estaban perdidos y que mis colegas y yo tuvimos el privilegio de devolverles a los brazos de su desesperada madre.
He visto hemorragias que he sido capaz de parar, corazones a los que he sido capaz de dar una segunda oportunidad para volver a empezar y a las víctimas del crimen que mis camaradas y yo hemos sido capaces de proteger.
Tengo grabadas en mi mente las caras de las personas cuyas vidas mis compañeros y yo salvamos. Sí, tengo historias de éxito… y de fallos.
Tengo noches en las que no puedo dormir, simplemente porque veo las caras de los que no pude ayudar, porque no llegue a tiempo o simplemente porque pienso en un “y sí…” para cada caso en que fracasé. Y si usted nunca ve una milésima parte de esto, es porque la Guardia Civil ha hecho su trabajo…
Si cometo el más mínimo fallo lo pagaré dos veces y aún así me pondré mi uniforme, mi arma y saldré de nuevo. Porque es lo que los profesionales hacen, porque yo soy Guardia Civil.
Un Guardia Civil anónimo
Primera operación salida de verano
Guardia Civil de Tráfico
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3 comentarios:
PONEMULTAS más bien diría yo
...ya...¿pero y las horas que se pasan al solecito para ponerlas?
Mejor que estén cerca que lejos.
:-)
Despues de todo lo que has puesto lo comentas como si ahora fueras un dios y la cantidad de cosas y de chulerias que haceis porque os da la gana y se os sube un cargo no lo cuentas.
Anoche sin ir mas lejos me pararon la guardia civil yo haciendo caso absolutamente a todo.pare y les trate totalmente con respeto como a cualquier persona haria.
Y sin ver que me podian multar me dicen llevas las luces antinieblas puestas las delanteras (cosa que no fui consciente) y me multaron con multa de 75€ por llevarlas puestas.
Soy alguien que siempre respeta todas las normas, si hace falta me tiro 1 hora buscando aparcamiento para no aparcar donde no procede. No voy a mas km/h de los que marcan las vias.Nunca cojo el coche ni si me tomo una cerveza. Nunca me he saltado una señal ni de stop haciendo su parada reglamentaria ni un semaforo.
Y he visto a guardia civiles, policias locales e incluso nacionales.
Ver como un hijo de puta de un barrio conflictivo de sevilla
Los ignoraban llendo con una moto de cross a 100 km/h saltandose semaforos delante de sus narices.
Pero claro la guardia civiil esta para ayudar no?.
Para ayudar que en un estado de crisis pareis a alguien y le multeis por equivocarse en una luz?
Lo que teneis que tener es mas sentido comun y menos vergüenza.
Porque siendo alguien que respeta siempre las normas y no ha sido algo que pusiera en peligro simplemente una luz mal puesta que no era ni la larga ni nada que pueda molestar.
Ser multado. Con un aviso creo yo que bastaba
Hoy por hoy me avergüenzo completamente del servicio que prestais.
Y puedo decir en toda regla que parais a alguien no conflictivo y cuando os teneis que jugar la vida os acobardais y mirais para otro lado. Reitero lo dicho. VERGÜENZA.
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