miércoles, 5 de agosto de 2009

AIRE GRATIS

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El abanico tal y como lo conocemos hoy, se compone de dos partes: el varillaje y el país.

El país es el sector de forma anular o semicircular, que sirve para dar coherencia al varillaje. Puede ser de tela, papel, seda, etc., y suele estar decorado con pinturas, grabados, bordados etc.

El varillaje está compuesto por un número variable de varillas (siempre par), según la amplitud que se quiera dar al abanico, y por dos guardas o caberas que protegen el abanico cuando éste permanece cerrado. Los materiales más utilizados son el nácar, el marfil, el hueso, distintos tipos de maderas, incluso los materiales plásticos. La fuente que es la parte visible del varillaje situada debajo del país, al igual que las caberas, se ornamenta con calados, grabados, incrustaciones, policromías, dorados, etc. La pajilla o guía, que es la parte de la varilla más estrecha y fina (en algunos casos de un material más pobre que el resto del varillaje), permanece oculta entre los dos países cuando éste es doble, y a la vista en la trasera del abanico cuando el país es simple. El clavillo es un alambre grueso que ensarta las varillas a través de los agujeros en ellas perforados, y se remacha en ambos extremos con la roseta y algunas veces anilla, para que las varillas no puedan salirse.

Cabe destacar por su peculiaridad el abanico de baraja, que no tiene país y está compuesto solamente de varillas unidas en la parte superior por una estrecha cinta, que suele ser de algodón o de seda, en algunos casos decorada con pintura.

Totalmente perdido en la época actual como medio de comunicación o de flirteo, el lenguaje del abanico, jugó un papel en la relación tácita entre mujeres y hombres en tiempos pasados; gestualizando su uso, se salvaron los prejuicios sociales respecto a los asuntos amorosos:

Abanicarse rápidamente: te amo con intensidad.

Abanicarse lentamente: significa soy casada y me eres indiferente. Si se abre y cierra muy despacio también significa esto.

Cerrar despacio: significa un "sí". Si se abre y cierra rápidamente significa, "cuidado, estoy comprometida".

Cerrar rápido: de forma rápida y airada significa un "no".

Caer el abanico: dejar caer el abanico significa te pertenezco.

Levantar el pelo: levantar el pelo o mover el flequillo con el abanico significa que piensa en ti, que no te olvida.

Contar varillas: contar las varillas del abanico o pasar los dedos por ellas quiere decir que quiere hablar con nosotros.

Cubrirse del sol: eres feo, que no la gustas.

Apoyarlo sobre la mejilla: si es sobre la mejilla derecha significa "si". Sobre la mejilla izquierda es "no".

Prestar el abanico: a su acompañante, malos presagios. Si se da a la madre, quiere decir "te despido, se acabó".

Dar un golpe: un golpe con el abanico sobre un objeto, significa impaciencia.

Sujetar con las dos manos: abierto con las dos manos, significa "es mejor que me olvides".

Cubrirse los ojos. con el abanico abierto, significa "te quiero". Si se cubre el rostro puede significar "cuidado, nos vigilan.

Pasarlo por los ojos: significa, lo siento. Cerrar el abanico tocándose los ojos quiere decir, "cuando te puedo ver".

Abrir el abanico y mostrarlo: significa, "puedes esperarme".

Cubrirse la cara: con el abanico abierto, significa: "sígueme cuando me vaya".

A medio abrir: apoyar el abanico a medio abrir sobre los labios quiere decir "puedes besarme".

Apoyar los labios: apoyar los labios sobre el abanico cerrado, significa desconfianza, "no me fío".

Pasarlo por la mejilla: significa, "soy casada".





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