jueves, 30 de agosto de 2007

LA POSTURA DEL MISIONERO


En la línea de lo moderno, traigo otro ejemplo antiguo para seguir exponiendo mis disparatadas teorías sobre la relatividad de lo que llamamos progreso social, utilizando el folklore popular cual espejo de Alicia. Éste es también un ejemplo musical...sin música...imposible apreciar todos los matices...pero peor sería no enseñarlo, porque es una delicia.



* Este blog, como todo el mundo sabe, tiene un e-ángel, que hace cosas muy agradables por él; por ejemplo, bajar música del cielo a Internet...

En la particular manera de ver la vida que tienen los nortinos del altiplano (he encontrado referencias a aymaras y quechuas, pero no se si es cierto para ambas culturas) existe muy arraigada la tradición del sirviñaco; tambien se le llama tanta qhatu (o unión de hecho, como siglos después decímos "nosotros"). La china (muchacha) y el huayna (joven) se juntan para vivir en común. Si la cosa funciona y hay buen entendimiento, se procede posteriormente al matrimonio.

Cuándo llegó el clero católico, con tanto celo como poco tacto, intentó cargarse esa costumbre a la que llamaron concubinato. El caso es que la institución del sirviñaco no era ninguna tontería y garantizaba la estabilidad de las parejas entre la población campesina. Simplemente, cuando dos personas se amaban y no tenían otras obligaciones sentimentales, y decidían casarse, se proponían primero hacer un periodo de sirviñaco, un matrimonio de prueba.

Primero los novios, luego las familias llegan a un contrato en el cual se estipula que ambos jóvenes –o no tan jóvenes- deciden compartir casa y cama y alimento durante un periodo determinado, seis meses, un año, en el que ambos podrán darse cuenta si son el uno para el otro, o si la cosa no funciona y no va a funcionar. Finalizado el plazo de sirviñaco, se reúnen con las familias y dicen si, si, o no, no; si no están de acuerdo se termina el noviazgo y cada uno pa su casita, o bien se casan, definitivamente, en fecha futura.

Euardo Falú le puso música a la letra de Jaime Dávalos (ambos argentinos) para este bailecito, en el que afortunadamente, la picardía y el buen humor le ganan a la discusión teológica. Está muy conseguido el modo indígena de expresar el habla castellana, que confunde entre sí las diversas vocales, como en la copla boliviana: "Si mi querís/ no mi queres/ avísame con tempranito/ para poderme buscar una chola/ de otros barrios más mijores"

Sirviñaco

Yo te'i dicho: nos casimos;
vos diciendo que tal vez.
Sería bueno que probimos,
pa' ver eso qué tal es.

Te propongo sirviñaco,
si tus tatas dan lugar;
pa' l' alzada del tabaco,
vámonos a trabajar.

Te compraré ollita nueva,
en la feria 'e Sumalao.
Es cuestión de hacer la prueba
de vivirnos amañaos

Y si tus tatas se enteran,
ya tendrán consolación.
Que todas las cosas tienen,
con el tiempo, la ocasión.

Y si Dios nos da un changuito,
a mí no me ha de faltar
voluntad pa' andar contigo,
ni valor pa' trabajar.

Te propongo como seña
pa' saber si me querís,
cuando vas a juntar leña,
silbame como perdiz.


Sirviñaco
(Bailecito)
Letra: Jaime Dávalos
Música: Eduardo Falú

3 comentarios:

Anónimo dijo...

tomáticamente lo relacioné con el kaerlek scandinavo, los juegos adolescentes de la danza de las 7 hojas aborígen canaria (tamazight)
"semilibertad de elección en matriarcado bereber", etc., etc.

Distintas latitudes, pero:
No somos tan distintos :-)

amo nimillo

Anónimo dijo...

foerlofvade Suecia, y kihloissa Finlandia -1er estadío del noviazgo-

Vigde Suecia, y Vihity en Finlandia -2º estadío del noviazgo-

amo nimillo :-)

La Cibeles dijo...

Güena aportación...

En las culturas animistas, casi siempre hay modelos similares, es decir, realmente útiles porque están de acuerdo con la naturaleza humana, y ya se sabe lo de las puertas y el campo.

Ahora, compara con la antítesis de unas "bodas de sangre"...la tradición judeocristiana nos ha dejao hecha polvo la posibilidad de "jugar con las cosas de comer"...la salida son los matrimonio por rapto de la novia y soluciones así, como forma pasional de oponerse a lo establecido...aún sabiendo que se pierden dote y caudal...

Un mundo...vamos, que lo más inutil, lo de la actual cultura occidental...como se dice en El hijo de la novia :-)