martes, 7 de agosto de 2007

LA RÉVOLUTION FRANÇAISE


Hija natural de un vendedor ambulante y de un ama de casa con escasos recursos, Gabrielle Bonheur nació en un hospicio de Saumur (Francia), el 19 de agosto de 1883. En permanente situación de escasez sobrellevó a duras penas sus primeros años de infancia junto a sus cuatro hermanos.

A los seis, su madre murió víctima de tuberculosis y el padre se desentendió de ellos, enviándolos al condado de Auvergene, al cuidado de dos tías que tenían un orfelinato. Por eso, su partida de nacimiento está registrada ahí con fecha de 1893.

El abandono de su padre, la muerte de su madre y la soledad espiritual que contrajo Gabrielle -Coco Chanel- marcaría su actitud hacia la vida:

-"Quería suicidarme. Durante mi infancia sólo ansié ser amada. Todos los días pensaba en cómo quitarme la vida, aunque, en el fondo, ya estaba muerta. Sólo el orgullo me salvó". Un orgullo que, años después, le llevó a su venganza. Transformar su humillante uniforme negro del orfelinato en bandera del buen gusto: un Chanel"- Con las tías del orfelinato, aprendió a coser y manejar el hilo y la aguja con especial habilidad, lo que hizo que, a los 17 años, las monjas del orfanato de Aubazine le consiguieran un empleo como costurera.

De una gran personalidad, belleza discreta, femenina y de figura menuda, pelo corto casi varonil, nada la detuvo cuando en 1905 resolvió convertirse en cantante de un cabaret, oficio que desplegó por tres años y que la introdujo en el mundo de divertimento y las relaciones amorosas pasajeras. De estas relaciones Coco Chanel esperaba obtener los fondos para su gran sueño, ser una renombrada modista.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Además, La Cibeles, lo que supone la mayor dificultad de todas en lo que expresas, a mi entender, no es sólo el trabajo desarrollado, la creatividad, el ingenio, la habilidad..., sino que se ha convertido en un mito, más allá de sus logros artísticos en diseño, perfumería, moda, etc...
SALUDOS

Anónimo dijo...

La revolución estética de Coco consitió en liberar al cuerpo femenino de las ataduras que generaciones de mujeres dolientes habían padecido, desde los cinturones de castidad, pasando por miriñaques, polisones y tontillos, a los corsés y las fajas.

Su "revolución del movimiento" dió libertad al cuerpo físico de la mujer, y naturalidad a su expresión, sea la que sea.

Además, se atrevió a transgredir las convenciones de su época, demostrando :-) que difícilmente se le pueden poner puertas al talento y a la creatividad, aunque (¡!) se nazca mujer.

Alai dijo...

http://es.youtube.com/watch?v=nCkGCCm82fc

La Cibeles dijo...

Alai, realmente precioso. Y las imágenes, nunca vistas (por mí por lo menos.