domingo, 5 de agosto de 2007

...MUJERES DE SIEMPRE


A mí nunca me va a leer ninguno de los dos, pero yo sí les leo a ellos. Con lo que tengo en mi haber el mapamundi de una de sus cabezas y la foto fija de la otra (de las dos cabezas de los dos).

Me siento importante cual famosa, porque me creo que me asiste el derecho de réplica (en defensa de las tordas, de las focas, de las yeguas, y de las marmotas domingueras), sobre lo vertido en el artículo de mi admirado caballero artúrico, sobre el que digo habitualmente, a todo el que quiere oírme, que si a mí ese hombre -que ni es guapo ni está bueno- me mira, yo me caigo muerta. Aunque estoy empezando a considerar la posibilidad de fingir el desmayo, con lo que podría comprobar de repente, -llegado el caso- si existen los caballeros, o si alcanzo el suelo por ilusa. Me pierde lo experimental.

A mí no me convencen mucho los hombres de antes. Me gustan -contados con los dedos de una mano- los de ahora. Pero los que de verdad me flipan son los de después, los que han crecido entre mujeres (sus madres, sus hermanas, sus novias, sus compañeras, sus amigas), que les han hecho comprender el 50%, -por lo menos- de lo que son, y que en lo relativo al género, se hacen las pajas justas, entre mentales y manuales.

Siempre digo también (no hago más que decir cosas urbi et orbe), que todos los hombres son de teta. Así que en vez de amargarme con lo que dice mi chico favo en “Mujeres como las de antes”, me dispongo a aclarar, con la dosis de dulzura justa, -femenina que es una, pero no me toques los atributos-, los conceptos medias con costura, zapatos de aguja, falda de tubo; y si hace falta, “zapatos de Manolo Blahnik” , “vestido de Chanel” “o de Versace”, que de eso sé tela, como corresponde a las moléculas de mi sexo y a los átomos de mi seso: becados por el Museo del Traje, estudian historia de la indumentaria, ambos. El tema “pantalón pirata, lorzas al aire y camiseta sudada”, en “focas desechos de tienta”, ni lo voy a nombrar, porque sobre eso, sinceramente, nunca he estudiado nada.

“Vestirse como una señora, con tacón alto y el garbo adecuado, no se improvisa, ni se consigue entrando en una zapatería buena y en una tienda de ropa cara.” Atención, que voy a dar información confidencial: las medias con costura se retuercen solas, y te acaba quedando la pierna como una columna salomónica. Por eso las “indesmallables” resultaron el invento del siglo. Nada como la comodidad del “panty”, que como todas y todos sabemos, los hay muy sexys. Y si en el guión una escena "x" requiere, digamos sofisticación, y el partenaire las merece, pues medias (sin costura). Los zapatos de tacón de aguja son para ir sentada, y las faldas de tubo sólo permiten medio paso, de ahí lo del "suave contoneo condicionado", -charme total-, que resulta de intentar desplazar las piernas sin poder separar las rodillas.

Las "mujeres de esas que pisaban fuerte y sentías temblar el suelo a su paso", bandera incluida, digo yo que estarían respaldadas por algún señor que les proporcionara mucha seguridad a cada pisada, y que las debía señalizar con la bandera, seguramente; o bien ellas eran ricas -por su casa, o por su trabajo-, y pisaban como se les ponía- . Y nombro la casa también por esas mujeres -de los años 40, 50 o 60- que en las fotos familiares parecen artistas de cine, y que se arreglaban con esmero para la ocasión. Para la mayoría de ellas, su estado natural era el de andar por casa; hacerse esas fotos y verse guapas era el fotograma de sus vidas, lo más parecido a alcanzar un sueño, y transformaba a unas sencillas amas de casa -heroínas en “Plan de Desarrollo”, protagonistas en “Milagro Económico”- en las estrellas que nunca serían, esas por las cuales ¿aullaban? ¿aullan? (jopé) ¿y aullarán? los hombres.

Las mujeres normales lo que tenemos es que somos extra-ordinarias, al menos las que cría esta ciudad; y los trabajos de Hércules nos quedan irrelevantes, acostumbradas a pulverizar a diario todo tipo de records. En Madrid, lo suyo es estar hecha una estupenda desde las seis de la mañana a las diez de la noche, que lo mismo te necesita tu señorito, que tienes cita con dos diputados; o ves a un cantante y a un piante en un cajero, o te cruzas con dos de la crema de la intelectualidad, -un Arturo y un Javier-, con el riesgo insufrible de que ni te miren ni te dirijan la palabra, al carecer de glamour tu traje de El Corte Inglés, sin nombrar los zapatos 24 HRS. Reitero que no me va a amargar (esta anacrónica traición), y lo aliño con mojo picón: a éstos lo que les pone es el mírame y no me toques, y el no me repliques nena.

Por concluir: que si alguna hembra humana se hiciera el recorrido Palace - Carrera de San Jerónimo- Puerta del Sol- calle Mayor (o sea, camino de ninguna parte, de buen rollito) en “una noche madrileña animada, cálida y agradable” , con “medias con costura sobre zapatos de aguja y falda de tubo”, digo yo que lo más probable es que los y las transeúntes la mirasen como a la mismísima Jessica Rabbit, dicho sea de paso que aquí no se asusta nadie de nada.

Estos tíos están en la peor edad y/o les fallan las cabezas. O le busco otra explicación, aunque me duela: la caga hasta un caballero andante.


La Cibeles
(G) Madrid
Domingo 5 de agosto de 2007

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionante artículo, Calle Cibeles. Las cositas, claras, que es lo que necesita el personal.
MIS SALUDOS

La Cibeles dijo...

M´abrumas. Tú si que eres un monstruo.

Nada de "calle": soy la Cibeles misma, sentada en medio de la plaza, mirándo hacia el corazón de la ciudad...con los gatos...

El psicologo infantil me tiene dicho que no me pasa nada.

Anónimo dijo...

Perdón, Cibeles. Doblo las visagras algo anquilosadas de mi talla de caballero cibernético ante tu excelsa presencia. Gracias por tu comentario.
Mi psicólogo está de vacaciones, de ahí quizá mis actuales desvaríos.
MIS SALUDOS REITERADOS

Alai dijo...

Una familia al completo se habia reunido para cenar con motivo de que su hijo mayor se anunciaba esa noche su intención de casarse con la vecina de enfrente
-¡Pero si su familia no le dejó ni una pera...!- objeto el padre
-¡Ni ella ha sido capaz de ahorrar un cántimo!- añadio la madre
-¡Y no sabe una palabra de futbol!- aseguro el hermano pequeño
-¡Jamás he visto una chica tan cursi!- grito la hermana
-¡No sabe más que leer novelas!- expuso el tio Zacarias
-¡No tiene gusto para vestir!- exclamó la tia Emilia
-Va piuntada como una puerta, yo creo que se lo gasta todo en maquillaje- comento la sobrina pequeña
-¿Pero os habeis fijado en como habla?, sin gusto ni estilo- espetó la abuela

-Todo eso es verdad -convino por fin el muchacho-, pero tiene una henorme ventaja sobre todos nosotros
-¿Cuál? -exclamaron todos a la vez

-QUE NO TIENE FAMILIA

La Cibeles dijo...

...las bisagras dices...
...cibercaballero...hay que inventar, esto es como "Fantasía"...
Soy una cursi, ni caso...

Pa terapia buena tus paisanos de al lado...con el de Cái hasta me despierto por las noches riendo...